sábado, diciembre 11, 2010

Comptine D'un Autre Été...

(Lee con la melodía en play)

Cada nota proveniente de aquel piano entraba lentamente por mis oídos y estremecía mi cuerpo entero. Aquella melodía danzaba entre mis pensamientos y jugaba con mis sentidos. Cerraba mis ojos y me imaginaba en un gran salón rojo que tan sólo poseía un piano en el centro, deslizaba mis dedos suavemente por aquellas teclas de marfil y la melodía encadenaba cada uno de mis movimientos. Abría mis ojos y sentía su respiración entrecortada sobre mi hombro, mientras disfrutaba de aquel silencio inundado por la melodía del mágico piano. El cuarto estaba oscuro, solamente una dosis de luz entraba por la ventana atravesando las cortinas de seda blanca. Subía las manos como tratando de alcanzar el cielo y dibujaba con los dedos el compás de aquella escena musical. Jugando con las sombras entre mis brazos, formando figuras extrañas a contraluz de su cuerpo.


¿Qué era esa sensación tan extraña? Muy poco podía describirla más sólo podía sentirla. Quizás un efecto nuevo de una eterna presencia en mi transcurso que se pronunciaba cuando él me abrazaba y descansaba a mi lado. Así continuaba la armonía, mientras le contaba de mis sueños, de mis ideas y de lo mucho que me inspiraba, él permanecía quieto escuchando una a una mis palabras y la melodía que recorría cada uno de los espacios de aquel cuarto oscuro. Sonreía cuando sentía su respiración cada vez más cerca y jugaba con mis manos danzantes.


El tiempo se detenía cuando se quedaba fijo en mi mirada, cuando encontraba la esencia emanante de mi cuello. Y yo le hablaba de café, de recuerdos de café... de cuentos sin sentido y de planes imperfectos que se completaban con sus ideas. Entonces, aquel piano continuaba con su labor laboriosa de extasiarme y llevarme a lugares desconocidos de mi conciencia. Es como en mi mente se pintaban las noches en las cuales nos teletransportamos para reunirnos en sueños y así no desperdiciar ni un minuto de la presencia de otro.


Así permanecíamos, encerrados en nuestro pensamientos, aferrados a nuestros sentidos y perdidos entre nuestras miradas parecidas. Cuando se aceleraba el tempo de la melodía se acercaba y me decía al oído dos palabras que me hacían volar...


Cuando la melodía terminaba yo le decía...
"Ponla de nuevo"

Comptine D'un Autre Été - Yann Tiersen