lunes, enero 09, 2012

Les roses sont rouges

Me idealicé un día normal, despertar, comer, reir, besar, amar, soñar un poco y pensar en el día siguiente. El  plan podría funcionar en un día común y corriente, pero este 9 de enero era diferente. 
Desperté sabiendo que una luna llena luminosa y gigante estaría hoy dispuesta a tomarme por el cabello y arrastrarme por el suelo. Mal comienzo. Apoyé la cabeza contra mi almohada aprovechando los pocos minutos de inconsciencia que me quedaban y traté de recordar mis anteriores ideas, pero hasta el sueño anterior se había borrado inmediatamente. Me senté al borde de la cama y comencé a imaginarme banalidades. 
¿Qué había escrito un día como hoy hace un año en aquella libretita amarilla? Quizás no existía un 9 de enero, quizás había un 10.. 11.. o 12 o un 8. Hice un esfuerzo por encontrar aquel recuerdo fotográfico escondido en algún remoto espacio de mi memoria... nada. Tan sólo pasaban miles de páginas con bolígrafos de colores y garabatos hechos por una mano eufórica. Eran letras, frases y sentimientos que se quedaron grabados en hojas de papel cuidrículada.
Estaba atrasada, probablemente no llegaría a tiempo a clases. Me alisté maratónicamente y salí a contemplar  un día gris y lluvioiso, tomé una movilidad blanca y en el camino volví a ese trance de ansiedad.
De nuevo mi cabeza jugaba como niño en su cumpleaños. ¿Qué había escrito un día como hoy hace un año en aquella libretita amarilla? "Piensa, piensa, piensa Laura, no es tan difícil" Soñaba despierta otra vez mientras una imagen se iba dibujando en el papel cuadrículado. ¿Qué es? ¿qué es?
¿Una rosa? Una rosa dibujada en la hoja del 9 de enero... Era coherente, bueno, quizás no del todo. Probablemente mi mente me estaba jugando una más y debía dejar de pensar en libretas, fechas, hojas, y flores.
Bajé de la movilidad y comencé a andar las 3 cuadras se dejaban ver por delante. Rosas, rosas, rosas, rosas, ansiedad, ansiedad, ansiedad, rosas, rosas, rosas... 
Me pellisqué las muñecas un millón de veces hasta comprender que era una más de las confabulaciones de días como éste. El aire pronosticaba tarde de debilidad y noche de luna llena...