sábado, diciembre 10, 2011

Inédito...

(...) ...Salí para encontrarme con una calle desolada, me detuve algunos instantes con la esperanza de encontrarlo detrás mío. Añoraba que me abrazara sorpresivamente por atrás, rodeando mi cintura con sus brazos y adormeciéndome en tranquilidad. Giré la cabeza abruptamente y él no estaba, ni siquiera lejos, había desaparecido, tan solo eran vallas de hierro las que me encaraban fríamente.
Comencé a andar sin saber donde ir, debía permanecer serena y no caer en en masoquismo de cruzar a la acera del frente. ¿Por qué? porque pisar ese césped que la cubría sería aun más torturante que reproducir "11 y 6" en un día lluvioso de enero. Continué caminando con la leve esperanza de que él cambiase de opinión. Seguramente correría velozmente y sonreiría al tomarme de la mano. Mi mente alucinaba, creando el sonido de sus zapatos rozando la calzada. zap zap zap...
Entre mis sueños estando despierta, me detuve para entender que la acera por la que había trazado un camino había llegado a su fin. Debía cruzar a la del frente si quería llegar a algún lugar. No quise pero debí hacerlo. Miré a ambos lados y crucé, pisé el césped y comencé a correr sin motivo. El viento soplaba débil, chocando contra mi rostro, mis manos transpirando, sin hesitar ni un momento, sin detenerme a pensar...
Zap zap zap, ahora si eran mis pasos acelerados, no los suyos. Mis pasos que trataban de escapar de otra luna llena, la de diciembre... "quiero llegar a casa, quiero dormir, quiero reproducir 11 y 6 sin morderme las uñas ni tener que rodar en recuerdos" (...)

sábado, octubre 29, 2011

Última noción de Laura

Cierro el Libro,las lágrimas brotan y recorren mis mejillas... Laura Avellaneda se ha ido, con el amor entre los dedos, con la tristeza de Martín Santomé y los recuerdos vivídos sobre su piel...

Última noción de Laura (Mario Benedetti) 

Usted martín santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza

usted martín santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
pero debo ser floja incitadora de vida
porque me estoy muriendo santomé

usted claro no sabe
ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
esas noches en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme

usted martín santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando
la incógnita del miedo

no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así

usted martín santomé no sabe
qué bien qué lindo dice
avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor

usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo

usted martín santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal protazo

es raro
pero siento
que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted

quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo
santomé
no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada
usted
martín
martín cómo era
los nombres se me caen
yo misma estoy cayendo

usted de todos modos
no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vi
da.


(...28 de octubre...)

martes, octubre 11, 2011

Je vous imagine...

Pasaron las horas y su llanto que había empezado con tanta emoción, terminaba por fin. Se levantó, se miró al espejo y notó que todo su maquillaje había sucumbido a su tristeza. Tenía las mejillas secas y manchadas con rímel negro. Sacó su pañuelo, un poco de crema y solucionó el problema. Se arregló el pelo, lo agarró con un moño azul. Buscó el perfume que a él tanto le gustaba y se lo puso. Se levantó del tocador mirando por la ventana unos instantes, dudando. Afuera llovía a cantaros y la noche anunciaba ya su llegada. Quizás necesitaría un paraguas, quizás un abrigo más...

Extrañó, de repente, aquellas tardes en las que se quedaba mirando por su ventana, escuchando aquel CD de jazz que había recibido como regalo de cumpleaños. Hacía tantos años atrás y la nostalgia era siempre la misma, El sonido incandescente de aquel piano acompañado por el dulce saxofón aún la cautivaban de manera inimaginable. Se preguntó si algún día dejaría de añorar aquellos momentos de incontenida felicidad, quizás pronto.

Después de algunos segundos de recuerdos, aterrizó al escuchar la bocina que la llamaba insistentemente. Olvidó el abrigo y el paraguas y salió rápidamente dejando todo el pasillo perfumado de su esencia. Él la miró y sin bajar del auto la saludó, ella subió y al sentarse él le ofreció la mejilla diciendo… “Vaya que llueve mucho”. Ella suspiró profundamente y respondió asistiendo con la cabeza. El auto partió a toda velocidad y en la radio sonaba dulcemente… ”J’amerais tant savoir comment tu te réveilles…♪♫♪” (...)

viernes, junio 17, 2011

Jolgorio en eclipse lunar...

Recuerdo muy poco de aquella tarde en particular. Entre risas, música y cartas, entre copas, vino y manteles teñidos de rosa. Los minutos pasaban despacito, tratando de convencerme que, más adelante, tendría muchos más, para palpar el tiempo que corría en verdad. Algunas amigas incondicionales y debo decirlo... irremediables, hacían bromas y gozábamos del aire impregnado de carcajadas.
 La música tan fuerte no me permitía pensar correctamente, a veces lograba escuchar como ellas servían en las copas el vino dulce y tinto. Podía verme deseando empapar mis labios con aquél mágico líquido.
Recuerdo muy poco de aquella tarde en particular. En menos de un segundo cada una estaba todas partes, sobre el sillón, gritando a la gente por las ventanas, corriendo hacia el baño, bailando en la sala, apoyadas en una silla, pensando en el tiempo, el amor y las experiencias.
Unas copas más de vino y recuerdo haber sido el alma del almuerzo que se convirtió en jolgorio. Risas y más risas, cuentos, anécdotas y un liquido color cereza que sabía a fresa. Las horas pasaron demasiado rápido y debíamos salir para volver a la monotonía de un miércoles cualquiera.
Recuerdo "nada" del lapso en el cual llegué a un supermercado y di vueltas para encontrar un tarro de mantequilla y una bolsa de leche de chocolate. En la caja registradora sacaba a penas la tarjeta de la cartera, temblaba.
"Me rechazan su tarjeta, señorita" Dijo la mujer del mostrador. Necesitaba aire, salir del supermercado, con o sin el tarro de mantequilla y la leche.
Recuerdo "nada" del lapso en el que me encontré con él. Oía su voz dulce, preguntarme todo, hablarme mientras conducía y escaparse de la venidera oscuridad de la noche de luna llena conmigo. Recuerdo sentir el auto detenerse, su mirada de preocupación y enojo fusionados.
Recuerdo muy poco de aquella tarde en particular. Pero recuerdo la luna llena de la noche, sus besos, sus abrazos, sus palabras... su miedo.
Mientras recuperaba mis recuerdos, pensé que aquella noche, la luna se pondría roja de enojo y decepción. quizás entre mis arranques de locura me sentaría al borde del precipicio para saltar y así perderlo...
La gravedad me incitaba a hacerlo, pero el eclipse de luna pasaría y quedaría tan solo el dolor del salto.
Recuperada totalmente, lo llamé de nuevo, debía volver a mí, debía contemplarlo, tomarlo de la mano y pedirle perdón...
Recuerdo el eclipse de luna llena de aquella noche. Pasó tan rápido y tan delicado. Te tuve, te perdí y te recuperé...

viernes, mayo 20, 2011

Entre luces de escenario...

Cuando esperaba el segundo de mi entrada, me invadían los nervios y pensaba que quizás podría tropezarme con los cables y hacer de mi presentación toda una comedia.
Era la primera vez que cantaba como solista en una presentación del coro, además de ser en el teatro municipal frente a 600 personas expectativas. No habíamos tenido un ensayo general con los demás solistas así que minutos antes del inicio del concierto, me dieron algunas indicaciones rápidas sobre la entrada, las luces, la salida y la continuación. Trataba de asimilar todas las instrucciones cuando el tercer timbre sonó y el telón se abrió. Yo debía hacer mi entrada en la primera canción así que me preparé psicológicamente todo lo que pude en poquísimos segundos. La gente aplaudía, un gran público, al parecer... las luces comenzaron a circular por el escenario y el coro finalmente hizo su gran entrada. 
Era mi momento, tomé aire y salí a escenario. Con el micrófono en mi mano derecha me acerqué  triunfante a mi lugar y segundos antes de que comience a cantar tuve mi primer enfrentamiento con el "CAÑÓN"
Nadie me había preparado para un encuentro tan íntimo con la luz de escenario más intensa. Ésta se encendió y sentí que un flash se había congelado y empezaba a marearme. Pero no me detuvo, canté, tal y como había ensayado muchas veces antes y me sentí aliviada. Cuando esta luz se suavizó pude ver a toda la gente en silencio que sonreía, tomaba fotografías o aplaudían. ¿Quiénes serían?, gente que no había visto jamás y quizás ocultos en la oscuridad algunos que me reconocían y me aplaudían con el resto. No sabía, tan solo bailaba mientras duraba la canción y cantaba con todo cuando me tocaba. Cuando finalizó, agradecí y fui a reincorporarme al coro para continuar con el repertorio. Sonreía, lo había hecho bien y la sensación del escenario tan cerca del público, me dejó con la adrenalina muchas horas más. Los siguientes días las presentaciones fueron mejorando y yo iba perdiendo los nervios, para el domingo estaba relajada.  Mientras cantaba por última vez recordé que en una semana Fito Paez estaría en el mismo lugar donde ese día cantaba yo, él con su piano y su guitarra cantando y enfrentándose con la misma luz que esos días había conocido... Me imaginé a Fito hablando con la luz antes de su presentación, quizás era una amiga suya más que lo adoraba a él y a su música tanto como yo...

viernes, abril 15, 2011

Pueblo Paez

¿Qué hacía Fito Paez entre la multitud de pueblerinos que esperaban el sacrificio de un gato desde un balcón? 
No me puse a pensar en la incoherencia de aquella situación, tan sólo abrí la puerta del auto para llamar su nombre desesperadamente... "FITO! FITO! FITO!" Él me miró y se abrió paso entre la gente que llevaba al gato petrificado sobre sus cabezas. Me abrazó y me saludó con ese acento argentino que me pone la piel de gallina instantaneamente, parecía un viejo amigo que volvía a ver después de algunos meses. Era irreal, el mismo Fito Paez, ese de pelo negro y ondulado con canas visibles llevando sus gafas tan peculiares, me hablaba sin parar. Yo muscullaba algunas palabras que él comprendía a la perfección. Para mi sorpresa y alivio su voz era la misma que había escuchado en cada una de las canciones que habían acompañado diferentes momentos de mi vida...era el mismísimo Fito Paez que me hablaba.
De pronto, él me tomó del brazo y me pidió que fuesemos a buscar vino en la plaza de aquel pueblo desconocido, yo cerré la puerta del coche y decidí acompañarlo. Mi mente divagaba entre marcas de vinos para ofrecerle, no se me ocurría ninguno en especial. Mientras ibamos caminando lado a lado él cantaba...
♪♫♪...Vos sos tan incierta yo también y nadie sabe nada y quién a quién vino a buscar
OH, tell my heart, decímelo, contámelo, probame que lo hiciste mal, es una posibilidad oh
Y todo lo que no contás es todo lo que alguna vez con toda mi alma voy a confiar
Lo que pasó fue para bien, no lo trates de entender, sabés que ya no hay vuelta atrás 
tuvimos la oportunidad
Y si algo aprendimos en el mundo es que el mejor momento aún no vino, está por llegar... confiá...♪♫♪
Me encotraba en un éxtasis total escuchando la melodía proveniente de su voz, armonías que me llenaban de alegría y me transportaban a un mundo exquisito. Caminabamos lentamente, él cantando y yo viviendo el concierto de mi vida. Llegamos a un pequeño almacén desolado que tenía muy pocos productos para ofrecer, miré alrededor y no encontré ningún vino disponible. Fito se acercó entusiasmado al estante que presentaba té de todos los sabores posibles, tomó tantas cajitas como pudo y las demás las tomé yo. Me pregunté el porqué de la extraña adicción de Fito al té, quizás en Argentina no habían, pensé. Le pregunté para qué necesitaba tantos sabores de té y él me respondió que servían para tener esa maravillosa voz que él posee y que, además, los necesitaba para la noche del concierto.
Claro, hoy por la noche era su concierto en mi ciudad y nos encontrabamos a quien sabe cuantas horas de ella. No sabía que hora era exactamente pero estaba oscureciendo, Fito pagaba lo que iba a llevar mientras tarareaba otra de sus canciones...Circo Beat.
Cuando salimos de aquel almacén ya era de noche, probablemente las 7 u 8. Le pregunté como llegaría a la ciudad en tan pocas horas y él muy seguro dijo que no haría esperar nunca a la gente, llegaría en un abrir y cerrar de ojos... sería inovidable la velada aquella, me aseguró.
Nos subimos en un coche para llegar a la ciudad. Yo lo observaba mientras seguía cantando y le pregunté si podría hacerme un favor. Le pedí que nos dedicara una canción a mí y a mi novio durante esa velada, "11 y 6". El sonrió y escuchamos un sonido extraño que se hacía cada vez más fuerte...sonaba como un despertador!
Desperté en una mañana fría de martes y el sonido efectivamente era el de mi despertador, todo había sido un sueño...


sábado, febrero 19, 2011

¡Señorita Disciplina no se distraiga!

A veces pasa… Estoy frente a esta página en blanco con la barrita vertical parpadeando ansiosa, el color mismo de ella provoca un raro efecto en mi mente. Es como si todas las secuencias de palabras que había formulando hasta este preciso momento se fueran borrando una a una paralizando a mis dedos. Es cuando  me encuentro cara a cara con el teclado del computador, éste me grita ¡ESCRIBE YA! Y empiezo a rozarlo con el deseo de presionar sus teclas pero sin la más mínima idea de cómo hacerlo.

Empiezo a girar en la silla, tal vez creo que de ese modo podría recuperar las recientemente ideas perdidas. Las vueltas empiezan a subir a mi cabeza y me detengo antes de lamentarlo mucho y terminar abrazando al inodoro. Vuelvo a rozar las teclas y solo atino a escribir “Hoy…” vaya comienzo, pienso, y sigo escribiendo letras, palabras y frases sin coherencia alguna. Después de unos segundos me invade una rabia abrupta y me desquito con la tecla para borrar.
“¡Más amor con esas teclas!” me grita alguien desde el otro lado de la casa. Debo estar tecleando con furia de nuevo, y no es culpa del  teclado que ande tan distraída y torpe. Subo la mirada otra vez y me encuentro nuevamente con la página en blanco y la barrita  vertical titilante, abajo solo están las teclas intocables.
Bueno, quizás sea una buena idea preparar el ambiente adecuadamente, un poco de música la postura correcta y probablemente  sea efectivo bajar un poco el brillo del monitor para no cansar a mis ojos innecesariamente.
Escojo una canción de ritmo acelerado porque si escucho alguna melodía lenta terminare distrayéndome con mis ganas de cantarla. Bien, de todas formas termino cantando a todo pulmón cualquier canción que me agrade, quizás la música no era una buena idea del todo. La postura… pues con esa sillita es utópica, tan solo eso podría decir. El brillo del monitor si ayuda un poco pero no evita que me distraiga automáticamente, es cuando empiezo a girar en la silla otra vez.
Entre esos giros lentos (pero seguros) recuerdo que alguien me había dicho un día que para escribir se requería mucha disciplina. Tendría razón esa voz que ya  lleva consigo años de experiencia encima. Así que…”disciplina” ¿cómo y dónde la encuentro ahora? De nuevo frente a esa hoja virgen tecleo en mayúsculas DISCIPLINA… La contemplo con detenimiento y muchas cosas se vienen a mi mente, la escuché tantas veces sin saber su verdadero significado.
"Disciplina. (Del lat. disciplīna). f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. || 2. Arte, facultad o ciencia. || 3. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto. || 4. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar. U. m. en pl. || 5. Acción y efecto de disciplinar. || ~ eclesiástica. f. Conjunto de las disposiciones morales y canónicas de la Iglesia.
Disciplinazo. m. Golpe dado con las disciplinas.
Disciplinar. (De disciplina). tr. Instruir, enseñar a alguien su profesión, dándole lecciones. || 2. Azotar, dar disciplinazos por mortificación o por castigo. U. t. c. prnl. || 3. Imponer, hacer guardar la disciplina (ǁ observancia de las leyes)."
Después de eso, creo definitivamente que es mejor pensar en mi propia definición de disciplina, tal vez sea una compilación de lo que dicen los profesores, papás y otros escritores. Entonces, DISCIPLINA es: enfocarme en escribir, leer muchísimo para mejorar las técnicas constantemente, aprender de otros escritores y sus experiencias, dedicarle un tiempo calculado al teclado todos los días,  y principalmente no distraerme más…
Me parece bien, con esto en mi cabeza quizás puedo empezar a dejar que las palabras fluyan de mis yemas y se unan mágicamente para finalizar con un punto final y un clic en “Publicar”.
De vuelta a esta página en blanco, estoy lista para comenzar de nuevo…
Ummm….
Quizás deba encontrar la disciplina después de la inspiración de un buen trozo de pie de limón…
¿Alguien se une?