Después de la primera foto supuse que la segunda sería
parecida. Sin embargo, me sorprendí al encontrar a un par de ancianos que miraban
por la ventana. Ambos en sillas de ruedas y uno al lado del otro. No fue sólo
eso lo que pude observar, si no el
hecho de que la imagen fue tomada en
secreto, sin que nadie pudiera notarla. Conozco al fotógrafo y su trabajo usualmente no es el de un paparazzi, pero por
alguna razón, en esta ocasión, él quiso tomar una escena que significó algo para
él. No quiso que nadie se diera cuenta de lo que hacía. Tomó la cámara por
debajo de los brazos mientras intentaba disimular la mirada para no llamar la
atención. Sólo se escuchó el sonido del obturador pero éste se perdió entre las miles de voces
que circulan en lo que parece ser un aeropuerto. Allí quedó, como una imagen
perpetua. Quien sabe quiénes son esas personas, si son hermanos, si son
amantes, si son amigos de toda la vida. Quién sabe si esas personas quisieron
estar allí, en ese momento, si se despedían o se encontraban. Sólo sé que significó
algo para el fotógrafo, un mensaje que me palpita en el cuerpo.