Hace un par de noches en uno de tus muchos mensajes cotidianos, me escribiste algo que fue totalmente oportuno al momento. Decía: "No me importa el futuro ni es relevante el pasado, vivo el mejor de los presentes"... No pude evitar que una sonrisa se me escapara ese instante, una de esas tantas que aparecen solamente cuando siento tu presencia en mi entorno.
Pero... ¿porqué te digo esto?
Porque sabía que en mi presente habrían muchísimos momentos en los que me encontraría cara a cara con retazos de mi pasado, es así como sucedió esa noche...
Iba caminando tranquila mientras esperaba una movilidad que me llevaría a mi reunión. Ensimismada y perdida entre mis pensamientos, miraba superficialemente a la gente que pasaba apresurada por las calles. Cada persona en su propio mundo con sus propios asuntos. Me detuve por un instante en una esquina y entre toda esa multitud movediza reconocí un par de ojos avellana que se conectaron por algunos instantes con los míos. Había preparado a mi mente por casi un año para ese instante preciso, sabía que llegaría el día exacto en el que me encontraría con ese par otra vez, pero quizás me lo habría imaginado de otra forma diferente. Sentí mi corazón saltar de la rabia inmediatamente, un grave impulso de derribarlo contra el suelo y no dejar que esos ojos color avellana volvieran a ver la luz otra vez... me controlé para quedarme analizando esa situación por unos segundos más.
Me di cuenta repentinamente del miedo que sintió al acercarse a mí, trató de tomar otro rumbo abruptamente pero no podía negar que yo estaba observándolo desde aquella esquina.
A veces pasa...creo que te preguntas a ti misma ¿cómo puedes cometer ese tipo de errores garrafales? Es como si vieras una piedra en el camino y aún cuando la viste allí ¡te tropiezas con ella! No pude evitar reírme por dentro en medio de esa escena tan dantesca. Él pasó tan deprisa que pude percibir su incomodidad pasar fugazmente por mi lado, obviamente no me saludó ni nada parecido, quizás sabría que las consecuencias de una humillación así no serían agradables.
Lo vi alejarse, con un puñado de malos recuerdos, desaparecer entre la multitud de gente... Caminé un poco más en dirección contraria y por fin pude encontrar la movilidad que me llevaría a mi reunión... y sonreía, de la manera natural en la que lo hacía estos últimos días.
Creo que es bueno que tus desencuentros se choquen contra tu estabilidad emocional, te recuerdan la fuerza sobrenatural que te rodea y las mil formas de pisar el pasado.
Realmente no sé que pasará mañana, como le dije a alguien alguna vez..."seguiré cantando", estoy segura, y si tengo suerte y buen karma... seguiré cantando contigo. El pasado es irrelevante, sin importar las veces que me lo vaya encontrar, mi pasado me tendrá miedo si me encuentra sonriente. Mi presente...bueno pues, los dos sabemos...