viernes, mayo 20, 2011

Entre luces de escenario...

Cuando esperaba el segundo de mi entrada, me invadían los nervios y pensaba que quizás podría tropezarme con los cables y hacer de mi presentación toda una comedia.
Era la primera vez que cantaba como solista en una presentación del coro, además de ser en el teatro municipal frente a 600 personas expectativas. No habíamos tenido un ensayo general con los demás solistas así que minutos antes del inicio del concierto, me dieron algunas indicaciones rápidas sobre la entrada, las luces, la salida y la continuación. Trataba de asimilar todas las instrucciones cuando el tercer timbre sonó y el telón se abrió. Yo debía hacer mi entrada en la primera canción así que me preparé psicológicamente todo lo que pude en poquísimos segundos. La gente aplaudía, un gran público, al parecer... las luces comenzaron a circular por el escenario y el coro finalmente hizo su gran entrada. 
Era mi momento, tomé aire y salí a escenario. Con el micrófono en mi mano derecha me acerqué  triunfante a mi lugar y segundos antes de que comience a cantar tuve mi primer enfrentamiento con el "CAÑÓN"
Nadie me había preparado para un encuentro tan íntimo con la luz de escenario más intensa. Ésta se encendió y sentí que un flash se había congelado y empezaba a marearme. Pero no me detuvo, canté, tal y como había ensayado muchas veces antes y me sentí aliviada. Cuando esta luz se suavizó pude ver a toda la gente en silencio que sonreía, tomaba fotografías o aplaudían. ¿Quiénes serían?, gente que no había visto jamás y quizás ocultos en la oscuridad algunos que me reconocían y me aplaudían con el resto. No sabía, tan solo bailaba mientras duraba la canción y cantaba con todo cuando me tocaba. Cuando finalizó, agradecí y fui a reincorporarme al coro para continuar con el repertorio. Sonreía, lo había hecho bien y la sensación del escenario tan cerca del público, me dejó con la adrenalina muchas horas más. Los siguientes días las presentaciones fueron mejorando y yo iba perdiendo los nervios, para el domingo estaba relajada.  Mientras cantaba por última vez recordé que en una semana Fito Paez estaría en el mismo lugar donde ese día cantaba yo, él con su piano y su guitarra cantando y enfrentándose con la misma luz que esos días había conocido... Me imaginé a Fito hablando con la luz antes de su presentación, quizás era una amiga suya más que lo adoraba a él y a su música tanto como yo...