viernes, abril 15, 2011

Pueblo Paez

¿Qué hacía Fito Paez entre la multitud de pueblerinos que esperaban el sacrificio de un gato desde un balcón? 
No me puse a pensar en la incoherencia de aquella situación, tan sólo abrí la puerta del auto para llamar su nombre desesperadamente... "FITO! FITO! FITO!" Él me miró y se abrió paso entre la gente que llevaba al gato petrificado sobre sus cabezas. Me abrazó y me saludó con ese acento argentino que me pone la piel de gallina instantaneamente, parecía un viejo amigo que volvía a ver después de algunos meses. Era irreal, el mismo Fito Paez, ese de pelo negro y ondulado con canas visibles llevando sus gafas tan peculiares, me hablaba sin parar. Yo muscullaba algunas palabras que él comprendía a la perfección. Para mi sorpresa y alivio su voz era la misma que había escuchado en cada una de las canciones que habían acompañado diferentes momentos de mi vida...era el mismísimo Fito Paez que me hablaba.
De pronto, él me tomó del brazo y me pidió que fuesemos a buscar vino en la plaza de aquel pueblo desconocido, yo cerré la puerta del coche y decidí acompañarlo. Mi mente divagaba entre marcas de vinos para ofrecerle, no se me ocurría ninguno en especial. Mientras ibamos caminando lado a lado él cantaba...
♪♫♪...Vos sos tan incierta yo también y nadie sabe nada y quién a quién vino a buscar
OH, tell my heart, decímelo, contámelo, probame que lo hiciste mal, es una posibilidad oh
Y todo lo que no contás es todo lo que alguna vez con toda mi alma voy a confiar
Lo que pasó fue para bien, no lo trates de entender, sabés que ya no hay vuelta atrás 
tuvimos la oportunidad
Y si algo aprendimos en el mundo es que el mejor momento aún no vino, está por llegar... confiá...♪♫♪
Me encotraba en un éxtasis total escuchando la melodía proveniente de su voz, armonías que me llenaban de alegría y me transportaban a un mundo exquisito. Caminabamos lentamente, él cantando y yo viviendo el concierto de mi vida. Llegamos a un pequeño almacén desolado que tenía muy pocos productos para ofrecer, miré alrededor y no encontré ningún vino disponible. Fito se acercó entusiasmado al estante que presentaba té de todos los sabores posibles, tomó tantas cajitas como pudo y las demás las tomé yo. Me pregunté el porqué de la extraña adicción de Fito al té, quizás en Argentina no habían, pensé. Le pregunté para qué necesitaba tantos sabores de té y él me respondió que servían para tener esa maravillosa voz que él posee y que, además, los necesitaba para la noche del concierto.
Claro, hoy por la noche era su concierto en mi ciudad y nos encontrabamos a quien sabe cuantas horas de ella. No sabía que hora era exactamente pero estaba oscureciendo, Fito pagaba lo que iba a llevar mientras tarareaba otra de sus canciones...Circo Beat.
Cuando salimos de aquel almacén ya era de noche, probablemente las 7 u 8. Le pregunté como llegaría a la ciudad en tan pocas horas y él muy seguro dijo que no haría esperar nunca a la gente, llegaría en un abrir y cerrar de ojos... sería inovidable la velada aquella, me aseguró.
Nos subimos en un coche para llegar a la ciudad. Yo lo observaba mientras seguía cantando y le pregunté si podría hacerme un favor. Le pedí que nos dedicara una canción a mí y a mi novio durante esa velada, "11 y 6". El sonrió y escuchamos un sonido extraño que se hacía cada vez más fuerte...sonaba como un despertador!
Desperté en una mañana fría de martes y el sonido efectivamente era el de mi despertador, todo había sido un sueño...