viernes, noviembre 12, 2010

Ensayo sobre los mareos...

Es extraño, hoy todos estaban mareados. Desde el momento en el que me subí a la movilidad, observé que todos se incomodaban y trataban de buscar una ventana abierta para tomar un poco de aire. El conductor buscaba las peores curvas para pasar y hacía horribles maniobras cada dos segundos, frenaba de tanto en tanto y ponía su música a todo volumen (parecía a propósito). Todos se movían de un lado para el otro y respiraban con dificultad. Sus dedos se adormecían y se veía en ellos la desesperación de doblarse con normalidad, algunos preguntaban la hora y otros las veían en sus relojes con la mirada ansiosa de ser tarde para entonces. Se escuchaba el sonido de las monedas caer por el suelo con un sonido que perforaba sus oídos y su voz temblar al pedir ayuda inmediatamente. El conductor se abría paso entre la fila de autos detenidos y su impaciencia se escuchaba hasta el último asiento de atrás. 

Cuando llegó la hora de bajar vi que las personas que caminaban en mi misma dirección tambaleaban y se sacudían tratando de despertar, el aire era más fresco y parecía calmarles un poco el desaliento. Las calles los traicionaban y parecían caer y levantarse otra vez sin cesar. Cuando me subí a su auto vi que hasta el agua giraba para dar la impresión de que pronto iría a salir de propia botella. Miraba las calles pasar velozmente con las personas que se agachaban para intentar vomitar y así continuar su travesía matutina.  

Recordé un libro que había leído algunos años atrás, Ensayo sobre la ceguera de Saramago. Quizás todos se estaban mareando, como en esa historia increíble en la que todos se vuelven ciegos menos una persona. Entonces, así es como todos empezarían a sentirse mareados en un determinado tiempo  y llegarían a desvariar... todos menos yo. Quizás no debería hablar con nadie aún, para que la gente no entre en pánico y podamos resolver el problema conjuntamente. Giré mi cabeza para confirmar mi teoría y lo vi allí, sentado en el asiento paralelo conduciendo tranquilamente...talvéz no le llegó la hora todavía, pensé. Él, al darse cuenta de mi mirada preocupada,  me miró con una ternura inconfundible y preguntó... "¿Ya no te sientes mareada mi amor?"
(...)

8 Opiniones Cotidianas:

Verónica O.M. dijo...

Hola, que bonito eso, de ya no te sientes mareada mi amor.
Abrazos y buen fin de semana

Rousitah dijo...

Yo sí me mareo cuando no respiro uff

Sentimientos! dijo...

Hola
Bello relato en la entrada
Buen fin de semana .
Nos seguimos visitando
besitos

nodrama dijo...

heey :) mil gracias por seguirme.. yo tambien te sigo el blog, lo tienes super mono!!
:P recuerda que si tienes alguna historia que quieras contar puedes enviarmela al email que aparece en mi blog y será publicada ^^ un beso guapa♥

PequeñasonrisadeAmelie dijo...

Gracias por tu comentarrio.Me ha gustado mucho tu entrada=)
Te sigo bonita!
Una sonrisotaa grande.

Anónimo dijo...

Que genial el texto :D Me ha gustado por que yo nunca me mareo minetras mis compañeros de viaje estan a punto de vomitar xD

Jaja, cuidate y un beso enorme! :3

Atte. T. Kate

poetadebotella dijo...

cuuuanto mareo hay en tu texto, pero es genial!:)
mmm..gracias por pasar por mi blog!;)
nos leemos!
muah

NosSobraránLasGanasDeVolar dijo...

Me encantado... así da gusto ser una cotidiana ;)

Publicar un comentario