domingo, julio 28, 2013

Que bello Abril

Yaciendo sobre una melodía, me pregunté si Abril regresaría algún día. Septiembre, quien prefería ser siempre distante, intentó consolarme y mirándome a los ojos me dijo que no esperase su regreso, que era imposible que sucediese. Sonaba seguro de si mismo, seguro de la labor del tiempo, pero no supe confiar en él.

Septiembre tenía la mala fama de ilusionista, se pasaba rondando noche y día mis pensamientos hasta que un día me llevó muy lejos de casa. Muy emocionada comprendí su objetivo. Quizás debí agradecerle su extraña jugada, pero aproveché para salirme con mis propias intenciones.  Cuando todos decían que todo tiene un porque en esta vida, recién pude justificar a Septiembre porque gracias a éste llegué a encontrar a Marzo, pero Septiembre nunca se fue.

Aún sobre esa melodía escribí una nota a Marzo, apunté mis datos, un número de teléfono y una dirección errónea, ya que tenía miedo de un día enfrentarlo. Este Marzo, quien había prometido traerme una primavera como regalo, regresó un día cubierto de nieve. Me miró con ternura y dijo que quizás el  año siguiente cumpliría con su promesa. Lo miré con cuidado y sin dejarme seducir le susurré al oído...."Hueles a simple otoño para mí" Desde ese día no volvimos a dirigirnos la palabra.

Cuando pensé en Febrero, supuse que aún estaría enfurecido conmigo. Después de todo habíamos discutido, llorado y hasta gritado por razones ilógicas. Febrero era iracundo y susceptible y yo simplemente impulsiva. Una mala combinación que desde un principio ignoramos, pero que terminó consumiendo hasta la última de nuestras esperanzas. Febrero decidió un día dejarme una rosa en el marco de mi ventana y desaparecer sin decir adiós. Aquel día supe que era tiempo de seguir adelante.

Me gusta recordar a  Junio como un loco irremediable. Por allí dicen que entre locos nos entendemos bien, pues Junio y yo somos de vez en cuando almas gemelas. Junio solía llegar muy alegre por las noches, con una caja de trufas en una mano, media botella de champagne barato en la otra y un par de cigarrillos en el bolsillo. El sabor del alcohol en sus labios era desagradable, pero de alguna manera adictivo. Al finalizar la noche terminaba embriagada de sus besos pero al día siguiente no toleraba su presencia. Junio desaparecía cada vez que Julio tocaba su puerta para que le rindiese cuentas. Las deudas lo agobiaban.

Consumida en nostalgia pensé en Abril, me arrepentía de haberlo dejado atrás. Después de todo Abril había llegado como el sol después del invierno, había tomado mi mano y me había llevado a caminar descalza sobre el césped mojado por el rocío matutino. Abril me había tomado entre sus brazos y con algunas cortas palabras había regresado mi cable a tierra. Es más, Abril me había enamorado con sus pintorescas flores y sus atardeceres nocturnos. ¿Dónde estará ese encantador Abril? ¿Estará escribiéndome versos de verano?

Abril regresará a mí un día, pensé...

No... Yo regresaré a Abril.

La melodía se detuvo entonces.

0 Opiniones Cotidianas:

Publicar un comentario